jueves, 21 de agosto de 2008

El derecho de criticar al nuevo gobierno

Dos periodistas, Mabel Rehnfeld de abc color y Pepe Costas de Ultima Hora, cuestionan a quienes cuestionan la crítica al gobierno. El artículo de Mabel se puede leer en origen haciendo click aquí y el de Pepe, aquí.

A nuestro juicio, estamos ante un inicio de cambio extremadamente criticado por sectores de la prensa, pese a que se han publicado encuestas que indican alrededor del 90% de aceptación popular del nuevo gobierno



abc color 21/08/2008

Talibanes del cambio

por Mabel Rehnfeldt

Mírelos, andan dando vuelta por allí. Con más o menos poder para hablar o callar. Son los que no admiten que se critique al nuevo gobierno, aseguran que uno es colorado o apátrida si se permite alguna crítica. A ver si los reconoce... Son los talibanes del cambio.

Están dando vueltas por allí. Algunos tienen cargos en el nuevo gobierno, otros esperan cargos en el nuevo gobierno. Los hay quienes no tienen cargos en el nuevo gobierno pero tienen parientes. Y finalmente están también los que ni tienen cargos ni parientes, pero odian que se discrepe y se disienta.
Si uno cuestiona algo, aseguran que se es poco patriota.
Si uno disiente, afirman con contundencia que uno es mal paraguayo.
Si uno se atreve a discrepar, dicen que uno es colorado. O mejor aún, nicanorista. O seguro que alguien le paga.

Hasta acabo de leer a alguien que dice ser periodista y que da a Jorge Torres el alucinante consejo de que la obligación de un comunicador es "influir positivamente" en la gente y le cuestiona por cuestionar a Lugo.

Vaya de una buena vez para todos los que no entienden cuáles son nuestras obligaciones: Informar, denunciar, informar, denunciar, informar, denunciar, informar y denunciar. Si además de eso podemos enseñar en palabras y ejemplos, si además de eso podemos entretener, si además de eso podemos instruir, habremos logrado ser una maravillosa mezcla de escribidores y hablantes con los apóstoles de Jesucristo.

Vuelvo a repetir: En mi caso personal, y espero que pueda hablar en el nombre de la mayoría de los periodistas, no pienso RENUNCIAR a mi derecho a decir las cosas que veo que se están haciendo mal. Mis amigos y amigas son hoy parte del gobierno, amo lo que está pasando en el país, estoy llena de esperanzas, ¿pero quién dice que por ser mis amigos, o caros a mis afectos, no cometerán equivocaciones?

Y si nosotros nos empezamos a callar, ¿quién va a hablar? ¿Quién va a ir diciendo que el nuevo titular de la ANNP es un ex intendente con examen negativo en la Contraloría, presuntamente procesado por lesión de confianza? ¿Quién va a hablar de que el nuevo titular de la SENAD "pescaba patos" frente a un cargamento de contrabando?

Quieren que nos callemos? Quieren que se repita la historia de otros gobiernos a los que el periodismo vendió su alma -y sus bolsillos- y casi ellos nos vendieron a nosotros?

Cuál sería la diferencia entre callar por "amor" a Lugo y su entorno, y callar por "amor" al dinero de Bernal?

No voy a renunciar. Estoy más segura que nunca que el trabajo que yo amo es defender los intereses de la gente. Tantos años con ese trabajo y algunas cosas hemos logrado.
Ya no más silencios. Hemos callado durante demasiado tiempo.
Yo, señores y señoras, amo el cambio, peleamos mucho por él. Y por eso mismo, no voy a renunciar a la palabra.

PD: Saludos a los talibanes del cambio. Esto empieza a ponerse divertido.



Ultima Hora - 19 de agosto de 2008
ELOGIO DE LA CRÍTICA
No temer a los cuestionamientos es un signo de cambio
Por José María Costa

"¿Por qué no esperan a que empiecen a gobernar?". "Sos un pesimista; no trates de empañar la esperanza del pueblo". "¿Por qué no le dan el beneficio de la duda?". "Hay que esperar los 100 días". "¿Quién instituyó esto de los ?cien días??... En tan poco tiempo no se van a poder ver los cambios... Se necesita más tiempo". "¿Por qué en vez de criticar no hacen propuestas?". "El que critica es porque ha perdido sus privilegios". "¡Contrera!"...

Cualquiera que ose levantar una voz crítica frente a las nuevas autoridades o a algunas de sus acciones, omisiones o contradicciones, podrá hallarse ante cualquiera de estas reacciones. Basta ver los blogs de comentarios o columnas que tibiamente han insinuado críticas. O basta escuchar algunos que otros programas radiales que no han sucumbido a la obnubilación del poder ni a la moda de la complacencia mediática.

¿Por qué se teme a las críticas? ¿Por qué se las pretende descalificar? ¿Por qué se las pretende "encasillar" en un tiempo o en un espacio? La crítica a las autoridades es una cualidad esencial de la libertad de expresión que debe impregnar una sociedad, si ésta quiere ser democrática y abierta. En el Estado autoritario la crítica es repudiada y perseguida. En el Estado democrático ella es bienvenida y hasta garantizada.

Hay que diferenciar la crítica de la descalificación y los ataques personales. La crítica es parte del debate de las ideas, es producto de la generación de argumentos a favor o en contra de posturas públicas.

La crítica es esencialmente producto de un ejercicio de raciocinio. La descalificación, sin embargo, es producto de lo emocional, de lo visceral. La descalificación busca adjetivos hirientes para atacar a la persona. La crítica buscar argumentos para contraponer a las acciones o posiciones que son objeto de cuestionamiento.

Veo con preocupación que cualquier intento de crítica contra las nuevas autoridades o los funcionarios que están asumiendo responsabilidades en estos días, sea interpretado como un "intento de desestabilización", como un "boicot contra el cambio que el pueblo quiere", o como "un ataque a la voluntad del pueblo expresada a través de las urnas". Semejantes reacciones sólo pueden ser compatibles con la soberbia de los regímenes totalitarios y no cuadran con quienes se embanderan con los postulados de la democracia y la libertad.

El mejor aporte que pueden hacer los ciudadanos al nuevo tiempo que estamos inaugurando es no bajar la guardia y mantener un espíritu crítico. De la misma manera, la prensa tiene que cumplir esa misión que es mantener el ojo avizor y alerta. Su misión no es la complacencia o la obnubilación con los oropeles del poder. Su misión es la información y la crítica. Objetiva y ecuánime, oportuna y responsable, es cierto. Pero información y crítica serán los grandes aportes para que el cambio que se anunció sea posible.

La crítica, por eso, debe aceptarse, y hasta promoverse. Si se quiere el cambio, ella será siempre saludable. Y hasta necesaria.

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