miércoles, 20 de agosto de 2008

Debate sobre cómo debe comunicar el Gobierno

Como parte del debate que se ha iniciado en torno al plan de elaboración de una política comunicacional del gobierno de Fernando Lugo, Miguel H. López de Ultima Hora, expuso sus puntos de vista y los traemos a colación aquí. Puede leer el artículo también haciendo click aquí.


COMUNICACIÓN Y GOBIERNO

Por Miguel H. Lopez
Akâpete
mlopez@uhora.com.py

A propósito del debate que comenzó a plantearse sobre la comunicación que busca llevar adelante el gobierno de Lugo para el país, lo que sigue son ideas y reflexiones que pueden dar pistas para salvaguardar derechos elementales de las personas, como la libertad de expresión en todas sus variantes, y poner freno a eventuales abusos de poder.

Es importante entender que la comunicación es un "detalle" estratégico que se vuelve delicado y materia fundamental cuando se trata del manejo de un país. Cualquier decisión al respecto necesita siempre tener un abordaje global, incluyente, sin dejar al azar ningún elemento. Una política integral de comunicación es a lo que debería tenderse.

Esto debe incluir necesariamente recursos específicos para generar mecanismos, estrategias e instrumentos. Y garantizar el acceso universal de la población a las nuevas tecnologías de información y comunicación. La radio y la televisión públicas deben ser horizontes impostergables. Asimismo, la definición e instalación de espacios y tecnología en todos los rincones del país que ayuden a mejores desarrollos, mecanismos de socorro inmediato e impulso de redes sanitarias y acceso a otras maneras de educación y valoración cultural.

Todo esto debe respetar sin transigencias el derecho de acceso a información pública y privada que incluye la capacidad humana de buscar, procesar, difundir y recibir información, ideas, etc. Este es un tema crucial que de no ser abordado con amplitud y transparencia provocará conflictos entre medios, gobierno-poder y población.

Una legislación clara y madurada entre los sectores podría ser la clave para cierta equilibrada convivencia. No debemos perder de vista que las comunicaciones no solo incluyen los medios comerciales o los alternativos o comunitarios. La Sociedad de la Información establece claros planteamientos en ese sentido.

Hay una gran gama de modos y mecanismos que alimentan esta dimensión humana de las comunicaciones que van desde el uso del espectro radioeléctrico hasta los sistemas postales, pasando por maneras instituidas o no de distribuir mensajes. Cualquier política comunicacional de un país debe promover que la población tenga su propio medio.

Que los sectores organizados puedan construir una comunicación propia a través de herramientas específicas, para lo cual deberán garantizarse los derechos y los accesos. Esto permitirá la democracia en las comunicaciones -que lleva una distribución equitativa y equilibrada hasta del espectro radioeléctrico y de la internet- rompiendo monopolios estatales y empresariales.

Los indígenas son un sector que deberá tener tratamiento particular a fin de que desarrolle sus sistemas propios de comunicación y que al mismo tiempo pueda poseer medios tecnológicos dentro de procesos que no agredan ni alteren sus usos y costumbres tradicionales. La sociedad, en su conjunto, necesita tener mecanismos de fiscalización de los medios y su contenido. Esto supone un observatorio social de lo que difunden la gran prensa comercial, los medios alternativos y los públicos o estatales.

Que ello vaya orientado a establecer contrapuntos en la búsqueda del respeto a los derechos de las personas y a la función social, plural y equilibrada del periodismo. Finalmente y una materia de por sí fundamental es la formación del capital humano que administrará esa tecnología y su contenido: Los periodistas o comunicadores. Esto supone una revisión a fondo de los contenidos para el aprendizaje desde la universidad pública y las privadas.

Esto se torna central porque el periodismo, más allá de una profesión catalogada como liberal, es una prolongación del derecho ciudadano de recibir y difundir información, detalle no menor que lo convierte en un compromiso de naturaleza pública. Ninguna política estará bien articulada y completa si no existe la participación de quienes son sujetos y motores de la comunicación y la información: La gente.

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